Tras colechar en el hospital, sin pensarlo y de forma totalmente improvisada, nos fuimos a casa con el alta en la mano, más contentos que unas castañuelas. Llegar y poner a la bichilla en su cunita fue algo instantáneo, que para eso se había gastado mi madre los cuartos en comprar la que más nos gustase, con todos sus complementos monísimos, conjuntados y un poco unisex por si en el futuro la bichilla tuviese un hermanito. La niña fue una bendición desde su nacimiento: no hacía más que comer, dormir, pipís y cacas. Unos llantitos cuando quería alguna de estas cosas, y como primerizos nos habíamos despistado y no echábamos cuentas de sus necesidades fisiológicas, y aquí paz y después gloria. Nosotros seguíamos sin querer colechar con la niña. Lo del hospital había sido algo improvisado, práctico y efectivo, pero ahora que estábamos en la tranquilidad del hogar la bichilla dormiría plácidamente en su cuna, a sus anchas, y nosotros a su lado en nuestra cama de matrimonio. Pero las cosas en esto de la maternidad no siempre son como las planeas. De hecho, a día de hoy ¡juraría que nunca son como las habías imaginado!
1. Hasta el mes y medio. Desde que nació, hasta que cumplió un mes y medio, la bichilla solía dormir a pierna suelta, y cada noche se desvelaba un máximo de 2 veces, en los que se le arrimaba la teta, se la volvía a dejar en su cunita y todos de vuelta a dormir. Esto funcionaba si se había despertado en algún momento entre las 8 de la tarde (hora en la que solía quedarse dormida) y las 5 de la mañana. Pero si dormía todas esas horas del tirón y el hambre la asaltaba a las 5 de la mañana (horario taurino pero madrugador) ya no se le podía devolver a la cuna. ¿Cómo que no? Dirán las señoras de la sabiduría popular. Pues no, no se podía. Si después de entetarla tratábamos de dejarla a traición en su espacio de bebé, la bichilla comenzaba una llantina débil y tontorrona y ya no había quien durmiese más. La solución: colechar con ella a partir de las 5 de la mañana y poder seguir durmiendo plácidamente hasta las 7 o las 8. Por mí ningún problema pero…
2. Las pegas del papá de la bichilla. Su padre, ese temor con patas en el que a veces se convierte este hombre, no compartía mi idea de practicar el colecho para asegurar el descanso y la salud mental de los 3. Y empezaba con su retahíla cada día: que si a mí este método no me convence, que si tu eres una gorda vaca-burra que me puedes aplastar a la niña, que si yo no puedo dormir tranquilo pensando que ella está ahí en medio, que tú te quedas dormida dándole la teta y eso no puede ser (¡eso es lo mejor que me podía pasar, so borrico!) y si le damos un golpe, y si se gira y se asfixia contra nosotros, y si se cae de la cama (muchos estudios de ingeniería pero a ver por dónde creía que nos iba a sobrepasar, si estábamos instalados como muros a ambos lados de la cama y ella no se movía ni un milímetro por aquel entonces), esto no puede ser sano (pues depende de la higiene de cada uno ¡pero nosotros nos lavamos bien a diario!), ella tiene sus sabanitas especiales para bebé (sí, de algodón 100% iguales que las nuestras), y si le da frío (si sola en la cuna con su nórdico no le daba, menos aún entre nosotros que sumábamos 2 unidades de calor corporal al propio poder del nórdico), este colchón no es para bebés (vamos, y ella que tiene el colchón de cuna más barato de la tienda… ¡que este costó 15 veces más!). Y así una larga lista de gimoteos y temores en contra del colecho. Se quejaba mucho, pero la mala leche que se me ponía a mí con estas conversaciones a las 5 de la mañana, unida a los dolores que tenía por aquel entonces con la lactancia, acabaron haciéndole ceder en este asunto.
3. El colecho vertical. De día, la bichilla solía hacer 2-3 siestas de entre 1-2 horas, generalmente en su cunita y sin rechistar. Se quedaba dormida a la teta, la dejábamos allí despacito y los minutos pasaban sin la más mínima queja. Pero cuando se acabó la baja de paternidad, ya no estaba su papá, ese hombre paciente para sostenerla en brazos y acunarla todo el tiempo que fuese necesario hasta que la bichilla se quedase dormidita. Y ahí me vi obligada a darme a lo que yo he llamado el colecho vertical: o sea, el porteo con mi trapo. Porque la diferencia era brutal: de despertarse nada más tocar la cuna, o dormir una escasa media hora, hasta pasarse incluso 4 horas dormidita del tirón sin salir del trapo de porteo. Es cierto que el colecho vertical era más para mi comodidad, y que cuando su padre estaba de cuerpo presente y la dejaba en la cuna, la mecía y la volvía a mecer si se despertaba, el efecto era prácticamente el mismo. Pero yo no tengo paciencia para estar haciendo rodar el invento sin saber si finalmente dará resultados o no.
Pues hasta aquí nuestra experiencia de colecho no deseado pero cómodamente aceptado hasta que la bichilla cumplió el mes y medio. La semana que viene más, en una nueva fase de calma chicha que duró hasta los fatídicos 7 meses.
36 Comentarios
Marta
9 julio, 2014 at 08:45Gorda vaca-burra?? Jajajaj, el papá se pasa tres pueblos, no? qué simpático escuchar eso a las 5 de la mañana.
A mi me faltó lo del colecho vertical, pero vamos, que veo que la Bichilla es lista, y sabe bien lo que quiere desde pequeñlta 😉
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:31No, no que él no me dice esas crueldades, es lo que yo pienso que le pasa por la mente en esos momentos. Yo casi te diría que prefiero el colecho vertical que el de cama, pero no nos queda otra.
sradiaz
9 julio, 2014 at 09:28Ésta peque empieza ahora con la crisis de no querer dormir del mes y medio, voy a tener que hacerme con un trapo porque no me deja hacer nada por la casa ¿algún consejo para comprarlo?
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:33Pues yo compré el trapo porque no estaba segura de si le gustaría el porteo y era mucho más barato que una mochila ergonómica. Pero con mi experiencia de ahora, quizás podrías ahorrarte el trapo (me costó 40 euros) y elegir directamente una mochila, que las hay desde recién nacidos, con adaptadores, y que te duran hasta los 3-4 años. Además, el trapo en verano puede ser muy caluroso y las mochilas son más fresquitas. Pero yo no soy experta en esto…
tuspatucosymistacones
9 julio, 2014 at 09:35¿¿Gorda vaca-burra?? ¿Seguro que te llama así..?
Aquí cada uno lo que le funcione o le vaya mejor, y si el «porteo vertical» (que por cierto, me ha encantado ese nombre), te va mejor que estar rato y rato para que duerma en la cuna, ¡mejor que mejor!
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:34No, que no me llama así. Que así es como yo me autodenomino y como creo que él me ve cuando piensa en que le pueda aplastar a la niña. Y sí, lo del colecho vertical es todo un invento ¡y hasta más práctico que el horizontal!
mamaenbulgaria
9 julio, 2014 at 09:56¡No me creo que el papá de la bichilla te llame así! Si seguro que te tiene en un altar, vamos!
Yo también colecho a veces, no siempre. Cuando el peque se despierta, si hay luz por poca que sea (maldito amanecer) ya no se vuelve a dormir, así que a la cama con nosotros. 🙂
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:35¡Cómo nos conoces! No me llama así ni de casualidad, es un decir para dejar claro el miedo que tiene a un aplastamiento. Eso es lo que nos pasa, que cuando empieza amanecer ya es muy difícil devolverla a la cuna, y en la cama parece que podemos alargar la noche un poquito más.
Diario de una madre ingeniera
9 julio, 2014 at 10:09Yo creo que tendría los mismos miedo que él, pero bueno, cuando llegue el momento ya saldremos de dudas!
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:37Es muy común tener estos temores, no es que el papá de la bichilla o tú seáis la excepción. Yo es que soy una descerebrada y jamás he pensado que pudiese hacerle daño, pero entiendo este tipo de posturas, y las respeto ¡en las casas ajenas! Porque yo en mi casa lo que quiero es dormir y meto a la niña donde haga falta! ¡Jajaja!
creciendoconmicachorro
9 julio, 2014 at 10:18En cambio mi marido estuvo encantado de cosechar con Cachorro… Eso sí el amanecía con medio cuerpo colgado de la cama jaja. Un abrazo
Planeando ser padres
9 julio, 2014 at 11:38Esa es otra, el papá de la bichilla tiene un tipín de insecto-palo bien curioso, y aunque ocupa una mínima parte de la cama, yo creo que duerme de costado sobre escasos 20 centímetros del colchón. ¡Un día de estos se me mata cama abajo!
nosoyunadramamama
9 julio, 2014 at 11:41jaja, yo como tu marido, nada de cama, porque yo soy incapaz de dormir sabiendo q está ahí y que puedo aplastarle y segundo, porque tu bichilla no se moverá pero lo mios eran auténticos trepadores. Si te cuento q ayer maridín se fue a la cama antes q yo y me llamó corriendo (los dos pasamos por las habitaciones de los peques antes de irnos a la cama) para que viera la escena. Alfonso estaba dormido SENTADO!!!!!!! se había dormido con su papá dos horas antes al contarle el cuento y ahí estaba, en una posición tremenda. por no hablar de cdo se mueve tanto que acaba en otra cama,jaja….
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:17Pues al papá de la bichilla no le está quedando más remedio que acostumbrarse porque sino no hay quien pegue ojo. Cuando colechábamos a las de la mañana no se movía (era una santita) pero ahora se desplaza que da gusto, y a veces empieza a chuparme en la rodilla creyendo que la teta está ahí… ¡no para quieta! Yo pensaba que según creciera la niña se movería menos, pero ya veo que en tu caso la cosa ha ido aumentando. Con este ritmo de movimientos ¡se va a quedar con toda la cama de matrimonio para ella sola!
Ensancha los pulmones
9 julio, 2014 at 11:43Hoy con 10 meses y medio seguimos haciendo colecho. Esta noche se le ha dado por atravesarse en la cama, puso la cabeza sobre la entrepierna de su padre y las patas sobre mi barriga. Y de vez en cuando cabezazo y patadones jajjaja (me río del sueño mezclado de dolor que hemos pasado jajaja)
^^
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:18A nosotros de momento no nos maltrata de esa forma, pero sí que ya ha aumentado el nivel de los movimientos y además no para de incordiar como no le hagamos caso. A su papá lo coge por el cuello de la camiseta del pijama para que no le de la espalda y duerma frente a ella y a mí no me quita la mano de la teta en toda la noche. Como no note carnecilla ¡no se duerme!
matronaonline
9 julio, 2014 at 11:46Jajajaja te imagino muerta de sueño de madrugada y saliéndote humo de la cabeza al escuchar sus argumentos! desde luego en la mayoría de los casos, el colecho es lo más práctico, sobre todo si se da lactancia materna. Y si lo unes al porteo ya… mayor libertad para ti!
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:20¡Pues ese es exactamente el panorama! Ahora ya se ha ido acostumbrando a esto del colecho, pero al principio no paraba de intentar razonar estas cosas ¿Tú te crees que a las 5 de la mañana estoy yo con las neuronas conectadas para ir asimilando esto? Yo creo que el colecho y el porteo nos están facilitando muchísimo esto de la crianza. Eso y que la niña nos ha salido facilita de entender, porque si llega a ser un trasto ¡ya la habría devuelto a sus orígenes!
Mama Blogger
9 julio, 2014 at 11:46Jajaja, entiendo al papa de la bichilla yo a veces también he tenido esos temores… Parece que ahora os toca no dormir demasiado!!!
Besos
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:22¡Que va! Si yo ya tengo comprobado que a mí hay pocas cosas que me quiten el sueño, y por lo visto, ni siquiera tener a la bichilla en la cama va a poder con mi pereza natural. Solos o acompañados ¡en esta casa dormimos todos los días mucho!
@Alesandrilla
9 julio, 2014 at 11:52Nosotros también empezamos a colecha con el mayor poco a poco, fue saliendo sin más, sobre todo a raiz de incorporarme al trabajo y no tener ganas de levantarme por las noches… cuando nos dimos cuenta no solo éramos tres en la cama sino que no queríamos volver a ser dos jajaja
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:24Nosotros hemos aumentado las horas de colecho progresivamente (ya verás el post de la semana que viene! Pero en nuestro caso ¡sí querríamos volver a ser 2! Está feo decirlo y creerás que somos unos despegados, pero entre los temores de su padre y la inmovilidad por mi parte para no despertarla ¡se me va a quedar el cuerpo hecho un 8!
Una mamá muy feliz
9 julio, 2014 at 12:52Acabas de describir el colecho de Una familia muy feliz, temores de papá incluidos…jajajaj.
Oye que me encntan los piropos que te lanza tu cari…
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:25¡Jajaja! ¿Qué les dan a estos hombres con el carnet de padre para que sean tan temerosos? Y lo de los piropos, que no, que no me dice esas cosas, de verdad, es lo que yo imagino que él piensa cuando nos vemos en estas tesituras de madrugada.
Deeana
9 julio, 2014 at 13:46Me siento muy identificada. Mi hija dormía bien por la noche en la cuna pero todas sus siestas las hacía en mis brazos. A los seis meses, cuando volví a trabajar, decidió que no quería ver la cuna ni en pintura. El colecho tampoco le gustaba así que hemos estado 3 meses durmiendo en el sofá por turnos con la nena encima. A los nueve meses intentamos el colecho de nuevo, aunque se movía sin parar y ahora, con 10 meses, por fin hemos conseguido que duerma en su cuna «sidecar» pegada a nuestra cama!! Super contentos! Toda la paciencia del mundo para que nuestros hijos estén a gusto y dormir no sea un trauma!
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:32Vamos, que mi situación aún puede empeorar. la pediatra nos advirtió de que en torno a los 6 meses pueden desarrollarse estas conductas, si la madre vuelve al trabajo o porque desarrollan eso de la angustia de separación. Y ahora que tiene 7 meses, yo no sé si será eso, el calor, la salida de los dientes o qué pero ¡no hay forma de sacarla de nuestra cama!
Deeana
11 julio, 2014 at 07:23Yo es que lo de que mi nena duerma entre los dos, me da cosa, más que nada porque si mi marido ya suele chafarme y darme codazos, estaría sufriendo toda la noche por ella… Por eso cogí un destornillador, le quité la barandilla móvil a la cuna y la até bien atada al somier de nuestra cama. Y ahora la pongo a dormir en su cuna y va rodando y moviéndose por ella, aunque la mayoría de las veces acaba pegada a mi. Pero al tener ese espacio añadido yo duermo tranquila y mi espalda lo agradece. Soluciones a lo McGiver para contrarrestar una cama de 160 cm, jejeje!
Planeando ser padres
11 julio, 2014 at 15:11Pues suerte de ser tan apañada y tener una cama de 160 cm. La nuestra es aún más pequeña (150 cm.) pero el fabricante de nuestra cuna dice que quitar un lateral le haría perder estabilidad y nos da miedo que se rompa por completo al intentar convertirla en una cuna colecho. Aunque si la situación se prolonga durante muchos meses ya no descartaremos ninguna opción.
Monica (Maternidad Consciente)
9 julio, 2014 at 14:02Yo me encontré con los mismos planteos sobre el colecho, pero al fin y al cabo nos terminó conquistando a los dos. Creo que si tengo un segundo hijo practicaré el colecho desde el comienzo y sin esperar que sea el bebé quien me lo pida. Besos.
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:34Yo lo siento, pero sin estar en contra del colecho, si tengo un segundo o tercer bichillo hasta que no me lo demande pienso seguir durmiendo solita y con la cuna bien pegadita a mí. Que es más cómodo para mí (egoísta que es una) porque para la bichilla está visto que lo que más le gusta es dormir entre nosotros.
Un Papá en Prácticas
9 julio, 2014 at 18:22Aquí tenemos colecho en todas las posiciones posibles. Ha sido nuestra salvación. De lo contrario creo que ya estaríamos en el otro barrio por falta de sueño 🙂
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:35Yo es que soy poco romántica para estas cuestiones y muy pragmática, y si lo que funciona para que todos durmamos es el colecho ¡bienvenido sea!
másqueelprimerdía
9 julio, 2014 at 18:26Yo soy del clan del padre de la bichilla, veo miedos y peligros por todas partes en eso del colecho, pero si tengo un bebé super demandante seré la primera en meterlo en cama, el descanso lo primero!!!! 😀
un besito!
Planeando ser padres
10 julio, 2014 at 16:37¡Jajaja! Pues esto le ha costado un poco entenderlo al papá de la bichilla, porque él insistía en mecerla y pasearla para volverla a dejar en su cuna, pero a los pocos días yo me harté de paseítos tontunos que no me dejaban dormir y allí que nos metimos los 3.
madrexilio
13 julio, 2014 at 08:36Pues ya te comenté en el post donde hablas del artículo que te dejó «pensando», pero comprendo bien los miedos de tu marido, a mí también me daba terror que la fuéramos a aplastar, eso sí, yo tengo el sueño muy liviando, así que por eso y la barricada de almohadas que construía entre mi marido (que parece un trompo en la noche) y la niña me atreví a colechar.
Saludos desde la hoy muy soleada Budapest 🙂
Planeando ser padres
14 julio, 2014 at 12:44¡Jajaja! ¿De verdad interpusiste almohadas entre tu marido y tu bebé? En nuestra cama como metiésemos más cosas nos tendríamos que salir los adultos de ella. Yo nunca he tenido miedo, pero entiendo los temores del papá de la bichilla y de otras personas. Aún así, aquí los 2 tenemos un sueño muy, pero que muy profundo.
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