Este nuevo centro de salud al que pertenece la bichilla está resultando ser una bicoca para esto de la maternidad primeriza. Si bien he estado asistiendo durante los primeros meses al grupo de crianza, en el que me aconsejaron y ayudaron sobre la lactancia, la alimentación complementaria, el sueño de los bebés, etc. posteriormente también me acoplé a un grupo de masajes gratuito que realizaban durante una hora y media los martes por la mañana. El grupo es de acceso libre, y aunque la bichilla ya tiene 4 meses y ya he aprendido todo lo que nos enseñaron allí, no descarto volver alguna mañana para deleitar a la niña con semejantes toqueteos, porque la verdad es que si nos quedamos en casa nos resulta más difícil encontrar el momento ideal para poner en marcha esto del masaje. En la primera sesión nos explicaron lo básico acerca de los masajes infantiles.
1. Beneficios. Pues como en los adultos, esto del contacto físico está lleno de ventajas para los bebés. No debemos pensar en el masaje sólo como un método para eliminar contracturas, dolores o estrés, sino como una forma de comunicarnos con el bebé, de mostrarle nuestra cercanía, de dejarle sentir que le dedicamos tiempo, creando una atmósfera especial, tranquila y en la que podamos llevar a cabo este contacto tan íntimo.
2. Realización. La matrona nos recomendó realizar masajes a los bebés diariamente, durante unos 20 minutos, en los que siempre se ha de comenzar por las piernas y los pies, para seguir ascendiendo por la barriga y el pecho, los brazos, la cara y la espalda. Seamos sinceras, si vas a clase sabes que tienes hora y media para dedicarte en cuerpo y alma a tu churumbel y dejarlo más suave que un guante, pero si andas como primeriza desquiciada por casa, que ahora buscas un minuto para ducharte deprisa mientras arriesgas la comida teniéndola a fuego lento y rezas porque el bichillo siga dormidito dos minutos más para poder hacerlo todo usando las dos manos, lo de encontrar ese momento para el masaje diario no siempre resulta tarea fácil. Además, debes aventurarte a practicarlo en un momento en que el bebé esté despierto pero relajado, que no tenga hambre, ni sueño ni ningún tipo de molestia, y justo entonces hacerlo. Supongo que habrá niños que durante sus primeros meses de vida nunca tengan este momento zen e ideal para esta terapia. Como van a estar desnuditos (¡no quitéis el pañal, insensatos, si no queréis que se arme un estropicio descomunal durante la sesión!) hay que asegurarse de que en la habitación la temperatura sea elevada, no haya corrientes de aire, etc. La iluminación tenue y la música ambiental también ayudarán a que se relaje aún más.
3. Señales de rechazo. Para masajear al bebé es importante mantener el contacto con sus ojos, mirarlo profundamente ¡yo esto no lo he conseguido con la bichilla! Mientras le hago el masaje ella anda distraída mirando un foco, o la carita de la niña de la colchoneta de al lado, o volviendo la cabeza como la niña de “El exorcista” para ver de dónde viene la voz de la matrona, la única que se escucha en la clase mientras nos da las instrucciones. En cualquier caso, si iniciamos la sesión y notamos que el bichillo se mueve inquieto, lloriquea, se queja o se retuerce de mala manera, antes de llegar al grito “pelao” hay que detener el masaje, ya que este debe ser un estímulo agradable para ellos y no podemos permitir que lo asocien con una mala sensación. De todas las sesiones a las que he acudido con la bichilla ¡jamás he logrado acabar un masaje entero! A veces ni siquiera me daba tiempo a desvestirla cuando ya estaba llorando porque quería teta o tenía sueño. A lo máximo que hemos llegado es a masajear las piernas, la barriga y el pecho. O sea, que los brazos, la espalda y la cara se me están quedando descompensados. Y claro, con casi 20 niños por clase, cuando no llora uno, llora el otro, si uno quiere teta el otro quiere dormir, y el de más allá se ha hecho caca hasta la coronilla, por lo que al final los llantos se van contagiando y a los 40 minutos ya no queda ni un niño que esté recibiendo el masaje.
4. Instrumental del grupo de masajes. Allí tumbamos a los bebés sobre una colchoneta, como las del gimnasio, pero en casa se puede sustituir por la cama, el cambiador, el sofá, cualquier superficie que sea firme pero mullidita. Lo recomendable es usar un aceite natural, de almendras dulces o similar, y evitar los aceites de tipo mineral. Antes de darle el susto al bichillo aplicando nuestras manos con el aceite en frío, debemos ponernos un poco de cantidad en la palma y frotarlas hasta que estén calentitas, y solo entonces comenzar a masajear las piernecitas del bebé. También podéis hacerlo con crema, pero esta se absorbe generalmente demasiado pronto y hay que volver a aplicarla y calentarla, por lo que el aceite os facilitará el proceso y además se usa tan poquita cantidad que un frasquito pequeño os durará hasta que el bichillo se gradúe en la universidad.
¡Ay los masajes! Deseandito estoy yo de poder ir a que me den uno para quitarme las contrahechuras del post parto, pero claro, entre teta y teta no me queda un rato para salir solita a pedir cita. La semana que viene os detallaré cómo se realiza el masaje en las piernas, y así semana a semana hasta que cubramos el cuerpo entero. ¡Espero que os animéis con el tema!
17 Comentarios
Una mamá muy feliz
28 marzo, 2014 at 09:38Para nosotros los masajes fueron fundamentales al principio…lloraba tanto!!! que UPMF estaba continuamente dándole masajes en el cambiador que era donde únicamente se calmaba.
Después hemos seguido con esta práctica, aunque solo lo hacemos antes de irnos a dormir en el último cambio de pañal y por la mañana…esto ya si me deja!!! aprovecho la crema que le tengo que poner abundante y frecuentemente por su principio de atopía y le canto mientras tanto. Se que no es un masaje de libro, pero a nosotros nos encanta…
En cuanto a mi y mis contracturas…ayyyyyyyyyyy yo creo que ya no se van ni con masajes…
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 21:56En casa el que más masajes hace es el papá de la bichilla, que tiene el mismo plan que vosotros y después del baño me la encrema y me la deja relajadita del todo. Aquí los masajes los hacemos por vicio, ya que la niña vive de lo más desestresada y no tiene molestias de nada, ni cólicos, ni estreñimiento… o a lo mejor es que los masajes están previniendo esos males. Eso sí, de momento yo me he quedado sin ninguno desde que parí.
Ana
28 marzo, 2014 at 10:39No hay cosa que más le guste y haya gustado a mi sobrino ( ya tiene tres añitos) cada vez que nos lo traemos unos días a casa, es que le haga un masaje con cremita antes de ponerle el pijama por las noches…. Se queda tan relajado que cena rápido y se queda fritito…
¡¡Espero que a mi bichill@ le gusten tanto, porque nos relaja a ambos!!
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 21:59La verdad es que a mí también me da sueño cuando se los hago porque nos relajamos mucho. Vaya lujo que tiene tu sobrino cuando os visita. No te preocupes porque seguro que a tu futuro bichillo también le encantarán ¡no hay quien se resista a semejante placer!
Marta
28 marzo, 2014 at 12:15Nosotras hemos hecho uso de buenos masajes, sobre todo al ser bebés. Ahora son ellas las que intentan dar masajes, y los piden cuando, por ejemplo, a l’aînée le duele la pierna, porque» está creciendo». Una los da suavemente, y la otra a golpitos, pero es un momento especial!
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 22:01Yo me moriré de gusto si mi bichilla me sale con esa afición a dar masajes ¡Ay qué buena vida me espera junto a ella!
Gafamamá
28 marzo, 2014 at 11:51¡Qué bien! Estoy deseando leer cómo hacer estos masajes. Yo creo que también me apuntaré a estas clases cuando sea mami. Me llaman la atención desde el principio del embarazo, al igual que las de matronatación. Veremos cómo nos lo montamos…
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 22:00Uy la natación es mi siguiente objetivo pero aún estoy en proceso de convencer al papá de la bichilla.
Matronaonline
28 marzo, 2014 at 15:05Al principio no suele hacerles mucha gracia, pero después les encanta! yo siempre les digo a los papás que lo hagan tras el baño, porque es más fácil así incorporarlo como rutina y, además, el bebé está despierto y relajado siempre 😉
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 22:08La bichilla es que ya vive en un estado de relajación tal que si nos entretenemos mucho con el masaje tras el baño¡se nos duerme sin teta de cena!
mamá puede
28 marzo, 2014 at 19:04La verdad que tu centro de salud es un chollo hija!!!
Los masajes son geniales para los bebés, y eso que a mi no me gustan que me los den.
Planeando ser padres
28 marzo, 2014 at 22:13¿Que no te gustan? ¡No me lo puedo creer! ¡Si son de lo mejorcito del mundo! Bueno, pues házselos a Gonzalo para quitarle el estrés del parto y la llegada al mundo.
Mamá en Bulgaria
29 marzo, 2014 at 07:24A mi hijo pequeño le encantaba.. aunque ahora se mueve mucho y quiere bajarse a media sesión. Pero aunque no termine el masaje no importa, le gusta igual!
Planeando ser padres
29 marzo, 2014 at 21:53La bichilla tiene poco aguante en clase, porque vamos muy despacio y se aburre, desconecta, se distrae, pero sí que le gustan los masajitos. Cuando crezca no sé si cambiará.
patricia
29 marzo, 2014 at 10:17Yo asistí a un curso de masajes para bebé donde nos explicaron todo como a ti y muy bien. Pero pronto se hizo imposible y abandonamos. Cuando tenga otro bebé pienso retomarlo, era fantástico.
Planeando ser padres
29 marzo, 2014 at 21:56A mí me ha gustado mucho el curso, porque no tenía ni idea de técnicas ni de movimientos así es que me han sido muy provechosas. Sin embargo he intentado enseñárselo todo al papá de la bichilla pero él tiene un estilo propio que no hay quien se lo cambie.
Grupo de masajes 6: Dàmaris Gelabert Planeando ser padres
16 mayo, 2014 at 07:02[…] Uso de aceites esenciales. En el primer post de esta serie ya os comenté que lo recomendable era el aceite de almendras dulces o alguno similar, tratando de […]
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